5 de noviembre de 2013

Adiós



Nos conocimos en un momento difícil…


Verás, tú eras pequeña, en tu casa te recibieron pensando que serías el estandarte de la nueva alcurnia de los amos, yo, yo andaba en los 20´s aún, tenía mi título y un porrazo a la realidad me decía que encontrar trabajo no iba a ser tan fácil como yo creía.


Tus “dueños” notaron que no eras la raza pura que creyeron, te despreciaron y ahí mismo perdieron la oportunidad de conocerte, ahí mismo empezó nuestra aventura, viniste a vivir con nosotros.


Enfrentémoslo, ninguna de las dos salió buena para correr, nos conformamos en algunos paseos caminados a lo más a paso rápido y quizás algunas escasas corridas por la playa, me llevas la ventaja en saber capear olas, yo termino siempre revuelta y llena de arena, tú, tu te sacudes el exceso de agua y te vas a tender a la sombra, el sol es para humanos.


Un día corriste, corriste con ganas, creo que por tu cabeza solo había un pensamiento: GA VIOOOO TAAAAAS y nada te detuvo, volaste como nunca hasta que un piquero en el agua fría te enseñó que eso que no se movía pero era de otro color era una laguna, el susto y el frío congelaron todo, pero al rato estabas bien, claro, hasta ahí no más quedaron las aventuras de velocista, mejor era ver pasar la tarde bajo algún arbolito manso.


Nadie nunca en toda la vida podrá reemplazarte porque uno aprende a amar a distintas personas y seres que pasan por la vida pero a los amigos, a los amigos del alma, uno no los olvida ni los reemplaza, nadie nunca podrá ser tan suave, tan regalona y tan ridícula como tú.


Viviste 12 años perrunos, aquí con nosotros, quisiste a mi hija a primera vista pese a que significó mucho menos tiempos y cuidados para tí, te enamoraste de mi cielote tanto como yo… o él de tí, nos aceptaste como solo el amor incondicional y sabio perruno acepta y ama y por eso solo puedo decir gracias.


Y luego el cáncer, desarmador, doloroso, temible te fue enfriando de a poquito, te invitaba a seguir acostada y mirarnos desde ahí.


Y me quedo frente a un teclado, inmutable, esperando que aparezcan las lágrimas, que todo el vacío que va a quedar sin tu suave pelo eternamente enredado, sin tu constante y pacífica presencia me choque, me queme y te extrañe.

Lo pasamos bien, te quiero.

2 comentarios:

Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Unknown dijo...

:'(